Un gran número de familias oriundas de Boyacá y Cundinamarca llegaron a colonizar el sector de Las Ferias en la localidad de Engativá, tras comprar lotes donde se instalaron con sus numerosas familias que tenían entre 8 y hasta 24 hijos.
Las casas eran en paroy y guadua; ante la falta de camas se dormía en el suelo, en esteras, no había parques y por eso utilizaron los potreros para hacer sus juegos en medio de las vacas, ovejas y otras especies animales y también entre los cultivos sembrados con diferentes plantas.
Luis Gabriel Chaparro, coautor del libro “Volvamos al barrio”, comenta que con la ropa hacían pelotas de trapo y jugaban a pie limpio para no dañar las alpargatas. Además, jugaban La Coca y luego utilizaron su recursividad para crear el Yoyo que inicialmente hacían con los botones grandes de los abrigos. También a las bolitas o canicas que reemplazaron con pepas de mamoncillo.
“Los muchachos aprendimos a hacer zancos con tarros de leche, de unos 20 centímetros de altura, unidos a alambre o lazo. Luego hacíamos el juego de los soldaditos que consistía en un palo con un cauchito, lo estiramos y le poníamos una cascarita. El aro hecho de restos de llantas fue otro juego de la época con los que hacíamos carreras. Un señor las cortaba y él nos cobraba unas monedas, que en esa época era de centavos”.
Luis Gabriel cuenta que los adultos se divertían en “Corea”, un sitio de diversión donde jugaban y apostaban las habas, el maíz y otros alimentos sembrados por ellos mismos. También era habitual tomar chicha y guarapo.
“La costumbre era ir a Corea los domingos después de la misa. El sitio era una especie de bodega grande, cubierta de un techo hecho en paja. Usualmente nuestros padres jugaban a La Taba, juego que hacían con la chocozuela, la rodilla de la res y pintaban la parte que ganaba con rojo”.
Respecto a los juegos tradicionales, dice Luis Gabriel que estos los está utilizando como terapia para niños que tienen dificultades en su motricidad y también con quienes sienten curiosidad y les genera gracia aprender sobre estos juegos manuales. Comenta que disfruta compartir sus vivencias y saberes en las distintas charlas a las que lo invitan y que sueña con impulsar un emprendimiento que pueda fabricar los juegos de su época con material reutilizado.
“Lo importante hoy es recuperar esos juegos manuales que las nuevas tecnologías tienden a desplazar por los juegos electrónicos. Hacer pedagogía e insistir en que se revivan los juegos tradicionales que verdaderamente unen a la comunidad”, asegura Luis Gabriel.
Si deseas unirte a Luis Gabriel en el propósito de recuperación de los juegos tradicionales o quieres contactarlo para conocer más detalles de su iniciativa, puedes comunicarte al celular 3152615797.







